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miércoles, 15 de abril de 2015

Flamenco y toreo: fragmento de "Los reconocimientos", de William Gaddis

En alguno momento, cuando la termine, escribiré algo sobre la genial novela de Gaddis. Por ahora, porque me ha dejado muy contento la descripción sobre el flamenco que hace uno de sus personajes, transcribo un fragmento, unido a un poema de Miguel Hernández cantado por el El niño de Elche:
"De eso se trata, esa arrogancia, esa misma arrogancia del sufrimiento en la música flamenca, escucha. Es su fuerza lo que resulta tan arrollador, la suficiencia que es tan delicada y tierna sin un instante de sentimentalismo. Con infinita compasión pero rechazando la compasión, es una precisión del sufrimiento -siguió, agitando bruscamente la mano en el aire como para plasmarlo allí-, la tremenda tensión de la violencia totalmente encerrada en un marco... en un molde lo que no pretende tener otro nivel que el suyo, ¿entiendes lo que quiero decir? Es la intimidad, el exquisito sentido de la intimidad que tiene, es el sentido de la intimidad que la mayor parte de las expresiones populares de sufrimiento no tiene, no se atreve a tener, eso es lo que la hace arrogante. Eso es lo que el sentimentalismo invade y corrompe, eso es lo que hemos perdido en todas partes, sobre todo aquí, donde asaltan de todas las formas posibles tus sentimientos y tu intimidad. Estas cosas, el sufrimiento y la violencia, tienen su propio modelo, y eso es... el sentido de la violencia dentro de sus propio modelo, el modelo que corresponde a la violencia, como en el toreo, por eso el toreo es un arte, porque respeta su propio modelo" 


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