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jueves, 31 de mayo de 2012

Ilona llega con la lluvia (Álvaro Mutis, 1988): una novela sobre el tiempo


“Las constantes que tejen mi destino: el vivir en un tiempo por completo extraño a mis intereses y a mis gustos, la familiaridad con el irse muriendo como oficio esencial de cada día, la condición que tiene para mí el universo de lo erótico siempre implícito en ese oficio, un continuo desplazarse hacia el pasado, procurando el momento y el lugar adecuados en donde hubiera cobrado sentido mi vida y una muy peculiar costumbre de consultar constantemente la naturaleza, sus presencias, sus transformaciones, sus trampas, sus ocultas voces a las que, sin embargo, confío plenamente la decisión de mis perplejidades, el veredicto sobre mis actos, tan gratuitos, en apariencia, pero siempre tan obedientes a esos llamados”
(Álvaro Mutis, La nieve del Almirante)

Estas vacaciones han estado dedicadas al inicio de un nuevo proyecto que ya comienza a tomar forma. Pretendo hacer un recorrido por algunas obras de la literatura colombiana buscando dar cuenta de cómo en ellas se ha hablado, explícitamente o no, de la huida como forma de habitar el mundo. Ello implica no solamente dar cuenta de las obras sino también acercarse a las vidas de algunos escritores que de una u otra forma han terminado por asumir dicha actitud como forma de vida. La búsqueda no ha podido iniciar de una mejor manera: la obra de Álvaro Mutis y, particularmente, las “Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero” (Alfaguara, 2007), tomo en el que se recopilan las obras en donde Mutis da cuenta de las aventuras del personaje: La nieve del almirante (1986), Ilona llega con la lluvia (1988), La última escala del Tramp Steamer (1988), Un bel morir (1989), Amirbar (1990), Abdul Bashur, soñador de navíos (1990) y Tríptico de mar y tierra (1993).

Maqroll el Gaviero: la serena dignidad de los héroes vencidos
En las distintas novelas y relatos, Mutis sumerge al lector en una experiencia del mundo que Gabriele Bizzarri califica de la siguiente manera: “La insistencia de Álvaro Mutis en la lectura y recuperación de antiguos géneros tiene en su obra un síntoma concreto en la escritura de una nueva novela de aventuras, inscrita en los mecanismos y códigos de la desprestigiada «literatura de evasión». La necesidad de mitos heroicos en el texto del escritor colombiano se acompaña de la constatación de su imposibilidad y tiñe su prosa de una nostalgia posmoderna, una elegía por la pérdida de los antiguos relatos protectores y el fracaso de las empresas y epopeyas clásicas” (Bizzarri, 2002). En efecto, las experiencias de Maqroll el Gaviero aparecen siempre dotadas de una doble realidad que lo mantienen irremediablemente suspendido, y en ello consiste su carácter trágico, entre la sed de movimiento, de acción, de aventuras, y la sensación de encontrarse en un tiempo que no es el suyo y que lo lleva a remitirse de manera permanente al pasado (a través de su insaciable obsesión por lecturas históricas) y a la necesidad de encontrar una suerte de sosiego que hasta el final de sus días se mantuvo esquivo. Es esta suspensión entre una y otra experiencia lo que hace del Gaviero el mejor representante de lo que él mismo llama la indiferencia del inevitable clima de derrotas que siempre lo acompañó, la serena e impotente dignidad de los vencidos, de los rehenes de la nada cuya condición siempre termina apartándolos de sus semejantes. La obra de Mutis se llena entonces de un tiempo en el que la acción, el movimiento, la torpeza de los hombres por querer controlarlo todo, se une y se separa de permanentes sensaciones de irrealidad en las que no es posible distinguir dónde comienza y dónde terminan los objetos, las personas, el pasado o el presente.
Y en este contexto juega un papel fundamental Ilona llega con la lluvia, la historia más conocida de Mutis y que, en mi opinión,  funciona justamente como la metáfora perfecta acerca de esta tensión entre el peso de un tiempo único, indivisible, que niega el movimiento, y los planes de los seres humanos que una y otra vez terminan en fracasos que ellos ni siquiera alcanzaban a contemplar; tal como lo diría el Gaviero: “ese magma informe y ciego que avanza sin propósito ni cauce determinados y que se llama historia” (CONTINÚA en "más información").

viernes, 18 de mayo de 2012

El mar de las Sirtes. Julien Gracq (1951)


“Me sentía de la raza de aquellos vigías en los que la espera interminablemente defraudada nutre en sus fuentes poderosas la certeza del suceso”
“A los hombres razonables no les sucede nada…”
El Mar de las Sirtes. Julien Gracq. 1951

Al parecer la novela del francés Julien Gracq -seudónimo de Louis Pourier-, El mar de las Sirtes, no es tan reconocida como creo que debería serlo. Llegué a ella porque Enrique Vila-Matas habla de ella como una de los textos pioneros de la novela contemporánea, es decir, según lo dice el autor en Perder teorías, una obra que ya desde entonces encontraba  su base en la alta poesía, en la intertextualidad, en la primacía del estilo sobre la trama, en el derrumbe moral del mundo contemporáneo y en una forma de narrar que dejaba la sensación de estar viendo un reloj que avanza lentamente. Estos son los cinco elementos que para Vila-Matas constituirían una buena novela contemporánea –con todos los peros que se le puedan poner a esta teoría – y a su parecer, los cinco elementos que cumple claramente la novela de Gracq. ¨(CONTINÚA EN "más información")

viernes, 11 de mayo de 2012

“Aire de Dylan”: de la indolencia a la búsqueda de lo originario

Para huir de un lugar lo mejor es quedarse en él” (E.Vila-Matas)

Enrique Vila-Matas y las sensibilidades contemporáneas

En Dublinesca, la novela del 2010 de Enrique Vila-Matas, Nietsky sentencia: “Hay que dedicarse de lleno a los funerales”. No lo dice en cualquier lugar: lo hace en Dublin; tampoco es cualquier circunstancia: ocurre un 16 de junio, día en que se celebra el Bloomsday en dicha ciudad; y no lo dice tampoco como una simple sugerencia: efectivamente lo hace en medio de un funeral, el de la muerte de la era de la imprenta. Dublinesca  no es otra cosa que una larga despedida metafórica, que encierra en su interior una profunda melancolía acerca de la pérdida de sentido en la que se ha ahogado un viejo editor ahora retirado y abstemio, en el marco de la angustia por profundos cambios en el mundo: las nuevas tecnologías en la literatura, el exceso de información, la fragmentación del sujeto, la dispersión de un tiempo que antes era más lineal, la dificultad de hallar estabilidad. En "Aire de Dylan" , la más reciente novela del autor (Seix Barral, 2012), Vila-Matas vuelve con la figura de los funerales, no sólo de los funerales físicos sino sobre todo de funerales simbólicos acerca de un mundo lleno de incertidumbres, acerca del final de algo que nadie alcanza a entender pero que todos sienten, y además, quizás, funerales simbólicos acerca de la angustia que el mismo Vila-Matas ha confesado sobre su inevitable entrada en la vejez, y que no duda en comprender a la luz del mundo en el que vive [CONTINÚA EN "Más información")