Justamente por ser como un borracho que da tumbos por la calle, el movimiento mexicano ha dado de todo. Cuando toca la pared de la tristeza, el borracho eructa y nos da instrucciones para después de afeitarnos:
y cortarse las venas
de tal modo que sea imposible
detener el flujo;
ensartar la cuchilla
en el estómago
con tal fuerza
tomar impulso
con las manos
y sin pensar
de golpe
meter la cuchilla
en el estómago"
Cuando el borracho toca otra de las paredes que lo rodean, la de la valentía, se detiene, alcanza el equilibrio -aunque sin dejar de balancearse-, se alisa un poco la camisa, se acomoda la corbata, se yergue y grita:
"Afuera de mi casa se están matando
escucho el tracatracatraca con eco
y yo estoy escribiendo Poemas
mi mujer grita ¡Por Dios, deja éso!
¡Se esta matando afuera de casa
los narcos contra los narcos
o sabe Dios qué pasa!
¡Maldita sea, deja esa computadora!
yo estoy escribiendo Poemas
Mi mujer a Nine Rain en la casetera
Escucho el tracatraca y a Nine Rain
México woke up, Terrorists attack
los narcos se están matando
y yo escribo Poemas
escribo sobre una flor
movida por el viento
entonces tocan a la puerta
abro y veo un tipo calvo
con un arma corta entre las manos
mi mujer corre a esconderse
el narco parece un niño con un arma
de juguete
no lo puedo creer
estoy escribiendo Poemas
y un narco me apunta con un arma corta
parece un juego de niños
tiros tracatracatraca rompiendo platos y la
mesa de madera
hace volar pedazos de astillas un hoyo
en la madera, tengo miedo
no controlo mi temblor de miedo
yo estoy escribiendo Poemas
tracatracatraca
un narco imbécil interrumpe la escritura
y puede matarme"
El pobre borracho apenas puede mantenerse en pie así que decide dejar de tocar paredes y mejor echarse en el asfalto mojado, el asfalto de la sofisticación. Se sienta, y antes de quedarse dormido, el pobre dice algo que nadie escucha:
"Una mujer
de apenas
veintitrés años
salía de un cine
barato
en la ciudad
de los palacios
y caminaba
bajo la lluvia
nocturna
del último viernes
de agosto.
Tenía prisa
por atravesar
la ciudad y llegar
a su destino.
Parecía que
buscaba
el mar.
A esa misma hora
en Manhattan
Miles Davis y Juliette Greco
entraban por el lobby
del Waldorf-Astoria
en la avenida Park
llamando la atención
de todos los presentes,
sorprendidos de ver a un Negro
que no era un sirviente
en el hotel
mirando
hacia el otro lado
del mundo;
en otra ciudad
igualmente
tendida al mar atlántico
un joven delgado
y alto como un edificio
caminaba
por la Avenida 9 de julio
y pensaba
en escribir una novela
que se leyera
hacia atrás & adelante
igual como recorren
las ciudades
los niños
y los vagabundos;
en un café de Bucareli
Fidel sostenía su primera
conversación con el Che,
y tuvo la certeza
momentánea
de que la realidad
se repetía dos veces
pero que a él
no le tocaría
la parte
de la tragedia;
en un apartamentito
en San Francisco
el ciudadano K. llevaba
76 horas escribiendo
sin parar
y apenas tomaba un par
de minutos para abrir
otra botella de mezcal
y llenar el vasito
de plástico;
en una casa de seguridad
en Johanesburgo,
un grupo de sombras
llegaba a la conclusión
que no era factible
la teoría de un
un partido único;
En la ciudad de México
la mujer que había
salido del cine
llegaba,
empapada por la lluvia,
a un sanatorio en la calle
Gabriel Mancera.
Esa mujer sería mi madre
dos horas después"
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