Nunca me he atrevido a escribir sobre Roberto Bolaño. Solo puedo transcribirlo. A esta hora llega. Salió de Barcelona. Llegó a París. Luego a Medellín. Y ahora a un bar en el centro de Bogotá:
"¿Entonces qué es una escritura de calidad? Pues lo que siempre ha sido: saber meter la cabeza en lo oscuro, saber saltar a vacío, saber que la literatura básicamente es un oficio peligroso. Correr por el borde del precipicio: a un lado el abismo sin fondo y al otro lado las caras que uno quiere, las sonrientes caras que uno quiere, y los libros, y los amigos, y la comida".