El proyecto tiene dos caras; primero, hace parte de la obsesión, paranóica y malsana sin duda, alrededor de la artificialidad de cualquier promesa de cambio, de la incredulidad y el escepticismo frente cualquier intento de fuga, de escape. Quizás sea cierto lo que en otra entrada citaba de "La delgada linea roja": vivimos encerrados en una caja de cartón que se mueve con nuestros forcejeos, con nuestras ilusiones de ir hacia adelante (o hacia cualquier lado), pero fuera de la cual nunca hemos salido y nunca podremos salir; a veces logramos que la caja cambie de forma, logramos hacerle abolladuras que crean una falsa ilusión, pero en realidad, ni siquiera nos hemos dada cuenta de que la caja está ahí.
Pero la otra cara del proyecto resulta mucho más amable; solo diré que la mayoría de fotos han sido y serán tomadas durante recorridos en bicicleta o en las caminatas que decido hacer casi a diario desde mi casa al trabajo o a otros lugares; ambos asuntos, montar en bici y caminar por Bogotá, conforman el pequeño grupo que como diría también Malick en la misma película, hacen parte de lo único que un hombre puede hacer: "encontrar algo que sea solo suyo, hacerse una isla sólo para él".